Dicen que el amor es lo más bello que puedes sentir, que cuando te enamoras de la persona indicada eres parte de ella, son el uno para el otro, y que si no llegas a sentir el amor te amargarás para toda la vida. Puede ser verdad o mentira, para cada individuo esto presenta varias definiciones de acuerdo a la experiencia vivida.
Ahora bien, ¿cuándo sabemos que amamos realmente? Una pregunta que uno se hace casi siempre, ¿será que lo amo o solo siento cariño por él/ella? Son sentimientos casi idénticos y muy difíciles de diferenciarlas, el querer y el amar no es lo mismo. Querer es desear algo para sí mismo a base de condiciones, en cambio amar es desear algo incondicionalmente. Querer es egoísmo, amar es compartir. Pero ambas se llevan de la mano, se debe querer para amar. Amar solo se logra con el tiempo, cuando nos damos cuenta de que ese alguien es tan imprescindible en nuestras vidas y que no debemos quererlo como un simple capricho.
Actualmente ese sentimiento tan preciado y anhelado por muchos, se está denigrando. Las personas ya no saben lo que es el amor y lo confunden con el querer, se convierten en unos perfectos egoístas que buscan su felicidad a costa del otro, condicionan a la persona amada y la obligan a permanecer a su lado.
Es así como llegamos a la dramática violencia familiar, mal que acecha a nuestra sociedad desde antaño pero que ahora se está acrecentando cada vez más. Tanto hombres como mujeres ocupan ese lugar de víctimas del maltrato, físico o psicológico por parte de su pareja. Triste e inconcebible realidad. Es que al observar desde afuera una relación amorosa, no podemos entender dónde fue ese amor que tanto se tenían ambos para llegar al extremo de hasta asesinar a la persona amada, ¿era realmente amor lo que sentían? Puede que haya sido amor alguna vez o que así lo hayan creído ellos. Lo cierto es que el amor no daña, no busca el mal para el otro y no debe ser egoísta.
Si en una relación se acaba la confianza se puede recuperarla con el esfuerzo de ambos, pero si no se logra eso, ya están haciendo daño, porque de ahí surgen los simples problemas que acaban en grandes problemas, por ejemplo los celos que siempre son causa de muertes o el dinero que también producen grandes discusiones que terminan mal. Uno debe ser consciente de que hay tantas personas en este mundo que si uno no es compatible contigo puedes encontrar a otra persona que lo sea, pero hay individuos que se encaprichan tanto con una sola persona que hace hasta lo imposible por permanecerla a su lado sin importar el sentimiento que tengan.
A nuestra sociedad le faltan muchas cosas, pero hay que empezar con lo primordial, la familia. Es éste núcleo el que debemos salvar para continuar con los siguientes, como la violencia en el colegio, el trabajo, etc. Si nuestra familia misma se encuentra sana, llena de valores es factible que éste país pueda mejorar.
